En la práctica, el quiromasaje se basa en la utilización de una combinación de movimientos técnicos “parecidos” a los de amasar una masa para el pan, denominados maniobras de amasamiento; y de otros que aportan un componente de fricción, presión, percusión, vibración, más el uso de la cinesterapia pasiva adecuada a cada situación: estiramientos, movilización articular, etc.
Por lo general, el contacto se ejerce de un modo progresivo y extenso al principio para ir centrándose en las áreas más limitadas y tensas conforme progresa el tratamiento, de igual modo las maniobras se aplican de menor a mayor intensidad, siendo la intensidad media y media-alta las más habituales, y se suele terminar con suave. Aunque ciertas maniobras que poseen su propia intensidad, por ejemplo los “roces suaves”, también llamados “pases neurosedantes” que se aplican de manera muy superficial.
Estos movimientos sirven tanto para tratar y prevenir malestar o dolencias, como para darse un respiro tras un día, una semana o meses de cúmulo tensional y se dirigen a aliviar o a hacer desaparecer la tensión muscular por alteraciones posturales; tratar la falta de tono; por ejemplo, tras largos periodos en cama o tras la retirada de una inmovilización estricta tipo vendajes de yeso, o por estados de tensión muscular hipertónica.