El masaje es tan antiguo como el ser humano. Ya se ha dicho que resulta una acción instintiva. Acaso sea el tratamiento médico más antiguo de todos y, por supuesto, lo encontramos en todas las culturas a través de la historia. Hipócrates, el famoso médico griego, lo llamó anatripsis, y en otros escritores lo vemos citado con palabras que significan igualmente fricción,manipulación, frotamiento, etc. Pero la palabra masaje es relativamente nueva y deriva de la palabra árabe masah, que significa frotar con la mano.
Cada cuerpo revela su historia a través de las posturas, las tensiones musculares, las zonas dolorosas. Para hallar la respuesta a este modo de ser, necesita ante todo descubrir la clave que nos predispone al contacto con el cuerpo de otro, de manera que la relación entre terapeuta y usuario configure un “diálogo energético” benéfico para ambos.
Las descripciones de las distintas técnicas tienen como objetivo acompañarle en el descubrimiento de los placeres del masaje, del placer de dar y recibir, del placer de conocer y conocerse, en pocas palabras: el placer del tacto.
Esta comunicación a través del tacto tiene una gran implicación afecto-emotiva y no sólo fines sexuales. Nuestra propuesta es ir más allá, superar todas las barreras que nos impiden disfrutar y gozar hasta el fondo del gran potencial que el ser humano tiene en sus manos.